Susan Teagarden, una joven desahuciada por no pagar el alquiler recurre a un convento (en el que realiza diversas tareas a cambio del alojamiento) donde aceptan mujeres que pasan momentos de su vida bastante complicados e intenta en esta nueva situación clasificar sus ideas. Una infancia difícil, una madre que se suicidó por las presiones familiares y un padre despreocupado y vividor han llevado a Susan a esta situación.
Su habitación está en el sótano, y allí pinta un mural. Su madre superiora ve potencial en ella y le pide ayuda para salvar al convento.